Lia empezó a crecer y con ella los eventos que se hacen por lo general en los colegios, a pesar de tanto daño nunca tuve el corazón para hablarle mal a Lia de su padre, ni tampoco para alejarlos, por lo que siempre él estuvo presente en estas ceremonias, no se que efecto hace el universo en la vida de las mujeres que vivimos un divorcio con tanto dolor; pero yo le llamo magia, te sientes más fuerte que nunca, inalcanzable, inolvidable y a pesar de estar rota te sientes entera y lista para seguir luchando con las pruebas que te pone la vida.
Es curioso ver ahora el otro lado de la moneda; él se veía hundido, frustrado, ojeroso y sin una chispa o ilusión por la cual seguir viviendo. Los días pasaban y yo me sentía más fuerte y grande, en mi trabajo las cosas empezaron a cambiar, mi jefa que era una persona muy dura pero que en realidad estaba viviendo una tormenta en su interior por fin me volteo a ver y puso en mi toda su confianza, ¡Dios! como crecí en aquel entonces, por un momento pasó por mi cabeza que esa nube oscura y tenebrosa que traía arriba de mi cabeza por mucho tiempo nunca se iría, pero alguien de allá arriba tenía otros planes muy diferentes para mi.
Estaba en un colegio donde las mamás exigían demasiado y con justa razón ya que el colegio se vendía como uno de los mejores en una zona muy exclusiva del estado de México, así que se imaginaran con que tipo de personas me codeaba, empezando con mis compañeras de trabajo, desde su vestimenta, su arreglo personal, su estilo y su manera de hablar.
Recuerdo perfectamente a varias de ellas pero en especial a Maru, una mujerona en toda la extensión de la palabra aquí les diré un pequeño secreto cuando yo llegué por primera vez a trabajar al colegio pensé que era ella la dueña; que facilidad de palabra tenía pero lo que la hacía especial era la manera en cómo se dirigía a todo el personal, de ella aprendí que la clave para hacer la diferencia entre los demás es la humildad, todos la querían mucho y la respetaban. Cada decisión que la dueña tenía que tomar siempre pasaba por Maru y no porque ella lo quisiera, creo firmemente porque Ugreña (la dueña) tenía bien claro la importancia que ella jugaba en ese colegio.
En este capítulo mencionaré a cada persona que dejó una huella en mi vida después del divorcio.
Ahora les hablare de Bianca una mujer de edad madura con el talento de dar todo sin esperar nunca nada a cambio, la recuerdo con mucho cariño y admiración Bianca logró que Lia hablara en el salón de clases, recuerdo que en un escrito anterior les comentaba que Lia cambió mucho después de la separación, su destello se apago dejo de expresar sus emociones y se volvió una pequeña totalmente introvertida, solo contaba con 3 añitos de edad, y Bianca logró poner nuevamente luz y color a la vida de Lia, empezó a reír como antes, a ser la niña traviesa y curiosa que era, el placer al canto le regreso… y eso… mis queridas lectoras no se paga con NADA. En Bianca encontré respaldo, entendimiento y sobre todo me acogió y creyó en mí a pesar de que yo no creía en mí misma.
Cuando deje ese trabajo no la volví a ver sin embargo tengo recuerdos muy gratos con ella por lo que elevo un abrazo y beso muy fuertes al cielo esperando que donde quiera que esté los reciba y lo sienta.
Por otro lado esta Norma ella si que es pieza clave en mi vida, una mujer de admirar que me enseño que debes de mandar al carajo a toda aquel la persona que te critica y te señala por ser una mujer con hijos y divorciada, ella ya llevaba bastante tiempo fuera del matrimonio a pesar de venir de una familia sumamente tradicional ella tomo la decisión de ponerle punto final a su relación toxica, sus hijos eran más grandes que Lia, pero en ella vi reflejado mi futuro, encontré a alguien igual que yo, rota pero con las inmensas ganas de salir adelante, por cierto una mujer que hablaba hasta por los codos pero que hacia mi día muy interesante, ella es terapeuta del lenguaje y me fascinaba ver sus clases en verdad era una Master, tenia mucho contacto con ella por que como psicóloga del colegio tenia que estar al pendiente de los pequeños que tenia en valoración y en proceso, recuerdo que me podía pasar el día entero viendo su trabajo como fue pasando el tiempo pude conocer lo que había dentro de su cascaron y lo que más le admire fue su fortaleza y su actitud ante cualquier situación negativa siempre encontraba algo positivo en un conflicto.
Y finalmente traigo a mi mente a una persona que me ayudó a recuperar un poco de mi seguridad y autoestima, Gus el profesor de violín, él fue un compañero de trabajo que vivió conmigo el proceso de divorcio, raro pero un chico muy observador quien se dio cuenta que estaba pasando por una crisis existencial muy fuerte, recuerdo que un día llego a mi oficina y me dijo de la nada sabes no logro entender el grado de pendejismo de tu esposo me queda claro que no sabe con quién está compartiendo su vida, en ese momento me tomó de las manos y me dijo lo que necesites aquí tienes un gran aliado, en ese instante solo pude tragarme el nudo que se me había hecho en la garganta pues nadie se había percatado de la depresión que me estaba carcomiendo cada día. Gus es un peruano muy divertido que a partir de ese día me daba mi recarga de autoestima con sus bromas y sus comentarios que alimentaban mi seguridad y ayudaban a recuperar algo de mi ego.
Recuerdo todo esto porque al inicio les estaba compartiendo que en un festival él llegó muy mal literal se veía gris, terminando el festival me abrazo para felicitarme, en realidad fue una ceremonia hermosa de navidad donde todos éramos unos elfos de color rosado, su abrazo fue con tanta fuerza que casi no podía respirar, cuando pude soltarme de él me pidió que regresáramos en ese momento me quedé helada y debo aclarar que no fue porque aún sintiera algo por él, ese sentimiento él se encargó de borrarlo años atrás, simplemente fue la reacción a aquella inesperada sorpresa, fue un intervalo insólito por primera vez en todo ese tiempo de matrimonio pude sentir que me hablaba con sinceridad, pude detectar en su voz miedo y angustia y estoy segura que como yo lo pude leer el a mi, mi respuesta fue tan clara a través de una mueca que no hubo necesidad alguna de decirlo con palabras, ahí me tomo de las manos, suspiró y se marchó.
Sabia que no iba a desistir por que lo conocía muy bien, cuando algo se le metía en su loca cabeza no descansaba hasta lograr su objetivo, pero por primera vez se iba a topar con pared pues mi corazón se sentía libre y pleno ya que cada día sanaba poco a poco.
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